¿Sabías que, de hecho, sí que existe un túnel bajo Ocean Boulevard?
La fascinación de Lana Del Rey hacia Los Ángeles conceptualiza su próximo proyecto.
Abro hilo.
‘Did you know that there’s a tunnel under Ocean Boulevard’ es el título que designa al noveno álbum de estudio de Lana Del Rey; misma denominación que recibe su primer sencillo, cuya edición tuvo lugar ayer.
Su interrogante invita a descifrar su enigma.
El imaginario californiano albergado por ‘Norman Fucking Rockwell!’ aludía, principalmente, a Santa Mónica: la ciudad costera que aloja ‘Venice Beach’, de la cual se derivaría ‘Venice Bitch’.
Así como el litoral al que Lana Del Rey acude durante el vídeo de ‘Doin’ Time’.
3 años después, Lana Del Rey traslada a sus oyentes hacia el sur de Los Ángeles. Específicamente, hacia la ciudad de Long Beach.
Allí se localiza una de sus playas más afamadas, Long Beach City Beach. En sus inmediaciones, de forma paralela, se halla el Ocean Boulevard.
Este bulevar, no obstante, alberga bajo su pavimento un secreto subterráneo. Una de las localizaciones más enigmáticas de la ciudad de Long Beach y, por definición, de Los Ángeles.
Efectivamente, existe un túnel bajo Ocean Boulevard: el Jergins Tunnel.
Este túnel, construido en el año 1927, hizo las veces de pasadizo. Permitía una vía alternativa de desplazamiento de los peatones hasta la playa.
Su apertura aconteció en 1928, si bien fue clausurado en 1976, por motivos de seguridad de los transeúntes.
Los «techos de mosaico» y la «belleza artesanal» encajan a la perfección con la disposición de dicho túnel, empleado por Lana Del Rey con fines metafóricos.
«¿Cuándo será mi turno? Ábreme y dime que te gusta», implora, en una clara alusión hacia su desesperanza.
«No me olvides como al túnel bajo Ocean Boulevard» expone su afán por no ser relegada a un mero recuerdo.
A pesar de que ello podría vincularse a su estatus en la cultura popular, se extrapola en última instancia a su predisposición vulnerable en los vínculos románticos.
‘Did you know that there’s a tunnel under Ocean Boulevard’ posibilita múltiples lecturas, que abarcan desde la enigmática conciliación entre su imagen artística y su dimensión intrapersonal, hasta su recurrente fijación por California y sus correspondientes narrativas.
El elemento más relevante reside el paralelismo entre la exaltación californiana y su amalgama emocional.
Pareciera como si, desde otros rincones de Los Ángeles, el espíritu de ‘Norman Fucking Rockwell!’ se negase a languidecer.
Lo corroboraremos el próximo 10 de marzo.